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jueves, 19 de marzo de 2009

ERRORES EN EL MINISTERIO JUVENIL


Por: Jay Arisso

Lideres de jovenes

Muchas veces escribimos de nuestros éxitos para que otros aprendan de ellos. Creo que eso es excelente, pero tenemos que tener cuidado de no olvidar que el éxito costó un precio. Así que decidí escribir un poco sobre mis errores para que otros puedan aprender de ellos y ojalá no cometerlos. Aunque no son todas mis burradas, porque llenaría una casa de libros con mis errores, son los que más se destacan en mi carrera en el ministerio juvenil. Espero que puedan aprender de ellos y evitarlos.

Error #1. No pasar más tiempo a solas fuera de lo que sea el ministerio juvenil


Me di cuenta que cuando estaba solo, no podía pensar en nada más que el ministerio. Aunque muchos piensan que esto es pasión y es bueno, a veces no lo es. La pasión te puede llevar a cometer un gran error. Mientras que pasaba tiempo con Dios, me encontraba platicando con Él solamente sobre las cosas del ministerio como si Él no las supiera. Hay un gran problema si no puedes pasar tiempo a solas sin dejar de pensar en el ministerio.

Pasar tiempo con tu familia sin platicar ni pensar en el ministerio juvenil es súper importante para tu salud emocional y espiritual. En esos momentos serás renovado, pero más que todo, le daras tiempo a esos seres queridos que se merecen toda tu atención.

La verdad es que todavía soy tentado a pensar en el ministerio todo el tiempo. Pero la diferencia es que cada vez que me doy cuenta de lo que estoy haciendo, a propósito me pongo a pensar en la grandeza de Dios. Eso me recuerda que yo no soy nada sin Él. Me recuerda de Su poder infinito. Y que hay más en Él que en lo que yo hago para Él.

Error #2. Dejar que otros guíen un cambio en la visión, en lugar de la estrategia


En los momentos difíciles, se me hizo muy fácil pensar que quizás cometí un error en mi visión para el ministerio. En esos momentos, yo buscaba en otras personas la respuesta, y aunque es bueno buscar consejos, entiendo ahora que no todos los consejos son buenos. Solamente Dios conoce completamente la visión que Él te dio, solamente Él puede darte la respuesta completa. A veces, las personas nos dan consejos desde su perspectiva de como ellos piensan que tu visión debe ser, y eso es peligroso para ti y para la visión personal que Dios te ha dado. Un buen líder sabe tomar opiniones, analizar esas opiniones y aplicar solamente lo relativo para su ambiente. El cómo llegar a la visión se cambia a cada rato, pero no podemos dejar que otros cambien el destino final, es decir la visión, que Dios ha puesto en nuestros corazones.


Lideres de jovenesError #3. El no tener amigos afuera del ministerio


Me arrepiento de no tener tenido amigos afuera del ministerio juvenil en el comienzo de nuestro ministerio. En los primeros tres años de trabajar con jóvenes, todos los amigos que Paola y yo tuvimos eran personas que fueron parte de nuestro equipo. Aunque estas personas son especiales y algunos siguen siendo íntimos amigos nuestros, vimos que era crucial tener amigos afuera del ministerio. Gracias a Dios que nos dimos cuenta de la riqueza de tener amigos adultos que piensan en cosas diferentes a nosotros. Que podíamos sentarnos a cenar y platicar sobre la vida sin mencionar cual será nuestro próximo evento para alcanzar a un joven más. Pao y yo a propósito nos rodeamos de personas de esta categoría. Por ejemplo, Roberto y Isairiz. Roberto y Isairiz son una pareja que nos lleva, uuufff, como 100 años (los dos conocían a mi mamá y papá desde antes de que yo naciera) pero Paola y yo disfrutamos de pasar tiempo con ellos. Esto me ayuda a mí personalmente para despejarme de la locura del ministerio, y me recuerda que soy adulto.


Nuestras conversaciones son simples y profundas a la vez, no hablamos de teología, ni del ministerio. No hablamos de estrategia ni de visión, sólo hablamos de la vida y de lo bello que es Dios. Eso no lo cambiaría por nada del mundo.

Error #4. Olvidarme que la calidad y cantidad de tiempo que paso con un joven es esencial para su caminar en la aventura con Jesús

Llegan tiempos en los que se me olvida que sobre toda otra cosa que yo pueda hacer con los jóvenes, el pasar calidad y cantidad de tiempo con ellos es lo más importante. Ellos aprenden viendo mi vida. Viendo mis errores y mis faltas, igual que ver mis fuerzas y éxitos. A veces se me olvida que la calidad sin cantidad no tiene el mismo valor. Un joven necesita que yo pase cantidad de tiempo con él. No tengo que hablar la mayoría del tiempo que estoy con él. El escuchar es la mejor enseñanza que le puedo dar.

Mostrarle que quiero escuchar lo que siente y piensa, así como Jesús me escucha a mi y a él. Pero igual, la cantidad de tiempo sin calidad no tiene el mismo valor. Es importante entender que si solamente paso tiempo con él, pero no tengo un plan para su crecimiento, estoy gastando tiempo. Es bueno que yo le dé un libro y que lo leamos juntos. Es bueno que lo lleve a lugares que lo desafíen a crecer en cultura y abrir su manera de pensar. Los chicos tienen que aprender a pensar por ellos mismos. En un mundo lleno de publicidad que quiere programar sus mentes en cómo y en qué pensar, pienso que es nuestra tarea enseñarles a pensar de manera autónoma. Eso lo hacemos pasando tiempo de cantidad y calidad con ellos.


Error #5. Esperar que un joven madure de la noche a la mañana


No sé por qué pensé esto en el principio, sabiendo que yo todavía no he llegado al nivel de madurez que quisiera tener. Pero como líder nuevo hace 10 años atrás, esperaba que un joven madurara y cambiara su manera de ser en unos meses después de entregar su corazón a Jesús. Ahora, después de mi propio "crecimiento" he aprendido que esto de madurar en nuestro camino con el maestro, es un proceso de toda la vida. Aunque este tema se puede desarrollar en un libro entero, puedo concluir la idea con este pensamiento: “Dios todavía no ha terminado conmigo ni contigo. Así que no esperes que tus jóvenes cambien de un día a otro. Deja que Dios se preocupe de eso y tú simplemente ámalos incondicionalmente”.


Lideres de jovenesError #6. Pensar que los eventos y programas eran suficiente para alcanzar y mantener a los jóvenes


Uno de mis errores grandes fue pensar que los eventos eran suficientes. Sí, puedo honestamente decir (sin inflamar números) que alcanzamos a miles de jóvenes en nuestros eventos, pero aun con esos números, no hay miles de jóvenes en nuestra iglesia. Este problema lo descubrí cuando descubrí un gran error en mi corazón, la concentración en los números. Aunque los números no son malos, son una buena herramienta, yo estaba más concentrado en los números que en las vidas de los jóvenes. Me imagino que por eso no vi la gran necesidad de poder conectar a esos jóvenes con líderes y adultos para que siguieran su caminar en Jesús. Ahora entiendo que, aunque los eventos son excelentes, no son lo más importante. Los números sí son buenos, pero no lo más importante. Lo más importante es el desarrollo de una relación con un joven. Que el joven confíe en ti. Que el joven te vea como un ejemplo y que tú, como ejemplo, apuntes al gran ejemplo, JESÚS. Lo más importante es caminar con el chico o chica en su vida. Lo más importante es sentarte con él o ella en un café y hablar sobre su vida y las decisiones que están tomando. ¿Cómo veo esas decisiones reflejadas a la luz de la Biblia ? Ahora, para mi todo lo otro viene de segunda.


Error # 7. Pensar que el liderazgo forma el carácter, cuando en realidad, el carácter forma al líder


Yo cometí el gran error de pensar que si ponía a un joven como líder de un grupo pequeño, la experiencia formaría su carácter. El resultado fue mezclado. Algunos fueron de éxito, pero muchos terminaron sin fruto. Esto me enseñó que la posición de liderazgo no hace el carácter sino que el carácter hace al líder. Este principio no solamente se aplicaba en mis jóvenes, sino también en mi vida.

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