Tu Rincon Juvenil


RockYou FXText

Reflexiones en Audio Para tu Corazon

Las Raices Malditas de las Tribus Urbanas

El Titanic v/s Arca de Noe

Cuerdas de Salvacion

El Vuelo del Aguila

Un carta de satanas

Una carta de Papa Dios para ti

Que Hare

Chat de la Amistad Juvenil

juego

juegos

http://labibliadice.gospelcom.net/labibliadice/aqualisplus/indexr.php?secc=1&seccionp=51&ar=165&system=8&sessid=

lunes, 28 de julio de 2008

EL ABUSO SEXUAL

EL ABUSO SEXUAL

Por: Victor Ricardo

Si tú has sido victima del abuso sexual, perdona a la persona culpable. Reconozco que es muy difícil, pero el Señor Jesús te ayudará a hacerlo de tu voluntad, no de tus emociones. Perdonar es una decisión. Declara con tu boca, "Yo perdono a Fulano".

Hazlo tantas veces como sea necesario, y vendrá una sanidad emocional a tu vida. A muchas personas les ayuda confesar el trauma a algún consejero o persona de confianza, a la vez que declaran su perdón para la persona responsable.

Una vez hecho, no persistas en repetirlo. Vive en el presente, no en el pasado. Si sientes que necesitas más ayuda, busca a tu pastor u otro cristiano maduro.


APAGA EL FUEGO CON OTRO FUEGO

En la sierra donde hay bosques, es una práctica común apagar los incendios con fuego. Y ¿cómo se hace? Cuando una sección del bosque se está quemando, fuera de control, los bomberos van a otra área donde están por llegar las llamas y atli queman una sección de árboles. Ese incendio, controlado por los bomberos, quita todo el combustible del camino de las llamas que vienen fuera de control. Llegando allí, las llamas del incendio se apagan por sí solas.

¿Sabes qué apagará el fuego de tus pasiones?

El fuego del Espíritu Santo en tu vida- El poder de Dios es mucho más grande que el poder del pecado; entonces tú tienes los recursos espirituales para resistir y vencer la fuerza del enemigo. Echa mano de esta promesa: "Mayor es e/ que está en vosotros (en tí) que el que esta en el mundo". (1 Jn. 4:4)

En esta hora Dios está levantando Jóvenes valientes, jóvenes que no se comprometen con el mundo y jóvenes con una fe radical. Sé tú parte de este ejército de jóvenes cristianos. Dedícate a la Palabra de Dios, a la oración y sé lleno del Espíritu Santo.


SANGRE GENEROSA

Era la víspera de Navidad. «¿Cómo no pasar con alegría esa fiesta de la intimidad, esa fiesta del corazón, en unión de las personas queridas que iban a quedarse bien pronto abandonadas tal vez para no volverse a ver nunca?

»Después de la Navidad estaban la guerra, las montañas, las privaciones, la derrota, tal vez la muerte.... Era preciso celebrar el último banquete de la familia con entusiasmo....

»Clemencia dijo a [Enrique] Flores, a [Fernando] Valle y a sus compañeros:

» 뾎a Navidad se celebrará aquí en casa, haremos un gran baile, tendremos una agradable cena, nos alegraremos por última vez con los nuestros, y después, que vengan los franceses y nos degüellen....

»La noche del 24... la casa de Clemencia... era un palacio de hadas. Se iluminaron el patio y los corredores, se pusieron por todas partes gigantescos ramilletes de flores y ramas de árboles cubiertas de heno y de escarcha. Se dio, en fin, a la casa el aspecto tradicional de las fiestas de Nochebuena....

»En el salón se había colocado... el árbol de Navidad, precioso capricho [alemán] no introducido todavía en México, y que es el objeto de la ansiedad de la infancia, de la alegría de la juventud y de la meditación de la vejez en esos países del Norte donde aun se mantiene vivo con el calor del hogar el amor de la familia.

»Había sido un capricho de Clemencia poner ese árbol, en cuyas frescas ramas había colocado algunas de sus más queridas alhajas, pañuelos, y pequeños juguetes que habían de repartirse entre sus afortunados amigos, con entero arreglo al estilo alemán: sólo que aquí en vez de niños eran valientes oficiales republicanos los que iban a obtener esos preciosos obsequios, como una muestra de eterno recuerdo.

»A la medianoche debía hacerse este reparto, como es [de] costumbre....

»... El reloj dio las doce de la noche, y todo el mundo vino a agruparse en derredor del árbol de Navidad.

»Comenzóse la rifa. Cada uno sacó su número, y Clemencia fue distribuyendo la alhaja o el juguete que correspondía a aquel número.

»Llegó su turno a Fernando. Sacó el número 13.... Clemencia bajó de una rama del árbol un lindo pañuelo de batista que tenía este número.

»뾙alle 뾡ijo la joven alargando el pañuelo a Fernando? Isabel y yo hemos bordado juntas este pañuelo... por esto debe serle a usted doblemente querido.

»뾎o guardaré como una reliquia sagrada 뾯espondió Fernando.

»뾜 cuando reciba usted alguna herida, empápelo usted en sangre generosa; esa será la mejor manera de honrarlo.

»뾜o lo prometo 뾪urmuró Fernando.

Esa «sangre generosa» que a la postre derramó Fernando Valle en la clásica novela romántica Clemencia, escrita por el autor mexicano Ignacio Manuel Altamirano, nos recuerda la sangre que a la postre derramó el Niño Dios. Porque así como Fernando murió voluntariamente en lugar de su amigo Enrique, también Jesucristo, Dios hecho hombre, murió en nuestro lugar. Aquel cuyo cumpleaños celebramos cada Navidad murió por cada uno de nosotros. Y no hay sangre alguna en este mundo más generosa que esa.

Carlos Rey.
www.conciencia.net

Esa copa de bendición por la cual damos gracias, ¿no significa que entramos en comunión con la sangre de Cristo? Ese pan que partimos, ¿no significa que entramos en comunión con el cuerpo de Cristo? 1 Corintios 10:16

En El tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia. Efesios 1:17

No hay comentarios: